La Bauhaus no era cosa de chicas

La más importante escuela de diseño del siglo XX, la que marcó el camino para todo lo por venir, aceptaba mujeres pero con condiciones:


Las mujeres olvidadas de la Bauhaus

25 enero 2018    /   IDEAS     por Mariángeles García




Cuando Walter Gropius creó su famosa escuela de diseño y artes en 1919, la ideó como un lugar abierto a «cualquier persona de buena reputación sin importar su edad ni su sexo». Un espacio donde no habría «diferencias entre el bello sexo y el sexo fuerte».

La idea caló en una sociedad donde la mujer pedía entrar en aquellos campos que antes le habían sido vetados. Si la educación artística que recibían las mujeres se impartía dentro de la intimidad de su hogar, en la Bauhaus, la escuela de Gropius, eran bienvenidas y se aceptaba su inscripción. Tanto es así que fue mayor el número de mujeres que solicitaron su ingreso que de hombres.


Sin embargo, las propias palabras de Gropius ya anunciaban que la igualdad entre sexos dentro de la escuela no iba a ser tan real como pretendía. De esta manera, la arquitectura, pintura y escultura se reservaban para el «sexo fuerte», mientras que el «bello sexo» quedaba arrinconado en otras disciplinas que no eran, en opinión del fundador, tan físicas.


¿Por qué? Porque según Walter Gropius las mujeres no estaban capacitadas física y genéticamente para determinadas artes ya que pensaban en dos dimensiones, frente a sus compañeros masculinos, que sí podían hacerlo en tres.


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